Una comienza tomando medidas paliativas como por ejemplo donar aquella ropa que ya no usamos, ocupar espacios del placard antes usados por libros (o en mi caso, los apuntes de la universidad), y llegado el caso extremo, dejar solo la ropa de la temporada en curso. Debo decir, que a esta última medida la odio con todo mi corazón porque tanto el aire acondicionado como la calefacción excesiva hace que en verano tenga que usar saquitos y en invierno necesite remeras. Además me gusta tener todas mis inversiones de ropa siempre al alcance de la mano.
Sin embargo, este verano no me quedó otra opción que hacer el cambio, así que al ritmo de Agapornis, puse todos los tapados y sweaters abrigados en las bolsas reductoras de espacio (esas que necesitan de la aspiradora!). Me encontré con algunas sorpresas:
- Soy consistente en el gusto, porque tengo varias remeras y sweaters del mismo color (y diría que casi iguales). Debería hacer un inventario y tenerlo presente al momento de comprar?
- Separé mucha ropa para donar!
- Tengo una cantidad significativa de ropa sin estrenar. A saber, polleras, vestidos, camisas, remeras, y hasta bikinis... Así que me objetivo para este nuevo año que comienza es encontrar oportunidades para estrenar todas aquellas prendas que me compre como una “oportunidad”. Y también dejar de sobreestimar todas las compras por las dudas... “Me compro este vestido por las dudas que tenga una boda.”
Feliz año nuevo para todas!
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