domingo, 15 de abril de 2012

Ley de Murphy


Creo que el 90% de las personas de este mundo cree en la Ley de Murphy. La mayoría lo asocia a la caída de la tostada y la mermelada, “siempre la tostada se cae del lado del dulce y se mancha todo”. Perfecto, en mi caso, la comprobación de que la ley existe va por caminos un poco distintos. Recuerdan el resumen abultado de la tarjeta de crédito como consecuencia de Miami, vacaciones, free shop y demás. Pues bien, esa semana luego de la vuelta, decidí poner en orden mis finanzas. Me convencí de que esto estaba fuera de control, que no puede ser, que es el momento de ahorrar, bla bla bla. Les juro porque se me arruiné el último trench que me compré que me convencí de llevar adelante un plan de emergencia de finanzas. Para ello, y cómo este problemilla de compras viene de larga data, retomé un archivo que me había diseñado para anotar cada gasto y sus detalles. Eso me había encarrilado en su momento, por qué no iba a resultar en este caso? 

La respuesta negativa está asociada a una sola frase “los viernes de descuento de los bancos”. Todo empezó en una merienda en el trabajo, que hubiese sido del montón si no me hubiese encontrado con otra aliada. Mientras nos preparabamos el cafe con leche, me dice “ahora me voy temprano a Galerías Pacífico a comprarme unas botas”. Mi respuesta fue rotunda y contundente: “no puedo escuchar esas cosas. Acabo de volver de Miami”. Por las dudas, le hice algunas preguntas más relacionadas al descuento, pero todo quedó en una simple merienda.  

Por esas cosas de la vida, que nada tienen que ver con las compras, terminé en Alto Palermo. Hasta acá, mi mente seguía enfocada en la hojita controladora de mis finanzas. Caminaba superada, pensando en lo barato y lindo que había comprado en las vacaciones. Sin embargo, Sibyl Vane apareció con el cartelito del banco anunciando el 40% de descuento, y todo principio desapareció por arte de magia. En 15 minutos, compré algunos pares de zapatos, le pregunté a la vendedora y rece porque el mecanismo de descuento funcione correctamente. Los sentimientos aparecieron tan rápido como pasó la tarjeta de crédito: culpa, qué hice?, los necesitaba? Pero bien, estaban al 40% off, y creanme que nada caros. 

Por qué Ley de Murphy? Por la siguiente y sencilla razón, el banco decidió que el descuento lo aplica al mes siguiente de realizada la compra. En cualquier otro mes no hubiese sido grave, pero justo funciona mal el beneficio cuando también tengo los cargos de las vacaciones!. No hubo suplica que conmoviera a la chica del banco, necesitaba ponerla en mi lugar, pero no lo logré. Fue inapelable el cargos que me hicieron. Conclusión, estoy condenada a perdirle plata a mi abuela para poder cumplir con el monto adeudado. Aprendizaje: cuando estás en el límite, la ley es severa y no perdona tentaciones de zapatos.

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